Thomas Montgomery Newman es un tipo al que la gente del negocio en Los Ángeles, saluda nada más verle, con el apelativo cariñoso de “Tommy”. Se ha rebelado como el heredero natural del talento de su padre Alfred al encontrar un estilo propio diferente del resto de compositores actuales, creando sonidos sugerentes, disgregados en apariencia pero que consiguen el efecto deseado.
Está a punto de cumplir los 50 pero lleva el éxito como parte de la herencia familiar.
Se puede decir que fue el niño más protegido de la familia, estudiando dos años en la Universidad del Sur de California para acabar matriculándose en piano y violín, pensando seriamente en dedicarse en exclusiva a ser concertista. Durante su juventud tocó los teclados en varias bandas y espectáculos de teatro. Aunque no entraba en sus planes seguir los pasos de padre, tíos, hermano, y primo en la banda sonora, su futuro era más que evidente, sobre todo cuando su tío Lionel (jefe musical de la Fox durante los setenta y ochenta), le lleva a las sesiones de grabación de El retorno del Jedi y le ofrece la oportunidad de orquestar el tema de la muerte de Darth Vader. Y quedó tan fascinado que se sumó a la “pandilla” familiar de la saga Newman.
La directora Susan Seidelman se fijó en él para “Buscando a Susan desesperadamente”, nada menos que el debut de Madonna.
Puede permitirse escoger solo trabajos que realmente le interesan (como su última película con Sam Mendes, Camino a la perdición) y pasar el resto de su tiempo disfrutando con su mujer Ann Marie y su hijo.